conversación en la educación

Según Sócrates, sólo el conocimiento que llega desde dentro es verdadero conocimiento. Por lo tanto, impulsar el conocimiento de nuestros hijos no consiste en introducir desde el exterior contenidos, datos…y mucho menos en obligar a memorizarlos; sino en estimular, potenciar, aumentar las capacidades y los intereses que tienen en su interior. Es decir, conocer no consiste en interiorizar, sino en exteriorizar o hacer consciente aquello que ya tenemos dentro y consecuentemente, enseñar consiste, precisamente, en enseñar a aprender.

 

Sócrates utilizaba el arte de la conversación para educar; es decir, como indica el origen latino de la palabra, para “guiar o conducir el conocimiento desde fuera”. En primer lugar, partía de lo que se conoce como ironía; se colocaba frente a su interlocutor en situación del que no sabe nada, posicionándose en un punto de partida neutro. Él pedía a su interlocutor que le explicase un  tema determinado porque él “no sabía nada”. 

Adoptaba la posición del niño, partiendo de cero, porque es precisamente la actitud natural del niño la que lleva al conocimiento, porque parte sin prejuicios, sin tabúes y sin ideas preconcebidas que nos limitan y condicionan. Como dijimos en el artículo “Los niños: nuestros pequeños filósofos”, ellos son quienes no han perdido la capacidad de asombro y la curiosidad.

No obstante, un sabio como Sócrates, una vez redirigido el interlocutor al punto de partida y evidenciado sus prejuicios, se valía de la mayéutica, del arte de extraer el conocimiento de su interior. Sócrates se convertía así en la comadrona espiritual que ayudaba a sacar a la luz (a parir) la verdad. A través de sus preguntas ayudaba al interlocutor a exteriorizar sus conocimientos. Era él mismo el que comparaba la tarea que ejercía su madre, una comadrona, con la suya propia: los dos ayudaban a engendrar, o pensamiento o bebés.

Conviene que el “educador” en vez de dar las respuestas, ayude a su alumno a contestarlas a través de preguntas. Si ve que el alumno no es capaz de contestarlas y puede desanimarse, puede hacer preguntas más concretas que incluyan pistas que faciliten la respuesta. Siempre es mejor que sea el alumno el que encuentre la respuesta para su propio conocimiento y para su autoestima y motivación.  

Después de más de 2500 años, hoy en día se presenta como una idea novedosa la necesidad de partir del “interior “del niño, de sus intereses y capacidades y se le resta importancia a la mera memorización y acumulación de datos. 

Muchas de las ideas que defienden las pedagogías actuales y la neuroeducación las adelantó el propio Sócrates: el diálogo como método, el profesor como guía o conductor, la función del profesor de ayudar a desarrollar ideas propias, restar valor al monólogo o a las clases magistrales, etc.

 


alaia saenz

Alaia Saenz Orbe

Alaia Saenz Orbe

Soy Alaia Saenz, licenciada en filosofía por la Universidad de Deusto y profesora en educación secundaria. Pero sobre todo, soy madre de dos hijas y estoy preocupada por su desarrollo personal.

El hecho de ser madre ha cambiado mi foco de interés y por eso analizo desde la perspectiva filosófica temas relacionados con la crianza, basándome en los grandes clásicos de la historia.



 

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